Nuestras siluetas
enfrentadas, vos siempre tan elegante y yo con mis pantalones anchos. La
remera holgada estaba como si se quisiera caer de mi hombro, el sostén descansando en
la cama y mis pies fríos rozando el piso.
Mi piel pálida, las ojeras haciéndose notar.
Yo te miro y se me cae la ropa, es la desilusión mezclada con las ganas. Desvío la cabeza hacia arriba para encontrar tu mirada, y ahí están tus ojos, esos ojos que se entrelazan con los míos y de ese encuentro hacen una fiesta.
Mis dos brazos agotados a los costados de mi cuerpo. Levanto una mano con empeño y va directo a tu mejilla. Cuando intento tocarte, tu imagen desaparece. Cierro los ojos buscando la esperanza de que estés ahí, los vuelvo a abrir y no estás.
Sólo quedan vestigios de tu aroma.
Mi piel pálida, las ojeras haciéndose notar.
Yo te miro y se me cae la ropa, es la desilusión mezclada con las ganas. Desvío la cabeza hacia arriba para encontrar tu mirada, y ahí están tus ojos, esos ojos que se entrelazan con los míos y de ese encuentro hacen una fiesta.
Mis dos brazos agotados a los costados de mi cuerpo. Levanto una mano con empeño y va directo a tu mejilla. Cuando intento tocarte, tu imagen desaparece. Cierro los ojos buscando la esperanza de que estés ahí, los vuelvo a abrir y no estás.
Sólo quedan vestigios de tu aroma.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario