Éramos tan
afortunados que nos teníamos. Nos deseábamos. Nos necesitábamos. Parecíamos un
ombligo mudo, no podíamos ver más allá de ese centro derrumbado.
Nuestras
miradas enredadas se entretejían, tratando de llegar a algún lado, pero no
había caso, estábamos abatidos.
Éramos
esclavos de nuestros sentimientos y parecía que no había salida. Teníamos la esperanza de encontrar en algún
lado la libertad. Pero aun no estábamos preparados para no tenernos. Ninguno
podía sentir ese gran vacío necesario, porque sentíamos que nos necesitábamos a
pesar del daño que nos hacíamos.
El sol nos
enfriaba cada vez más, moribundos, solo balbuceábamos libertad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario