miércoles, 2 de septiembre de 2015

Comodidad incómoda.

Éramos tan afortunados que nos teníamos. Nos deseábamos. Nos necesitábamos. Parecíamos un ombligo mudo, no podíamos ver más allá de ese centro derrumbado.
Nuestras miradas enredadas se entretejían, tratando de llegar a algún lado, pero no había caso, estábamos abatidos.
Éramos esclavos de nuestros sentimientos y parecía que no había salida.  Teníamos la esperanza de encontrar en algún lado la libertad. Pero aun no estábamos preparados para no tenernos. Ninguno podía sentir ese gran vacío necesario, porque sentíamos que nos necesitábamos a pesar del daño que nos hacíamos.

El sol nos enfriaba cada vez más, moribundos, solo balbuceábamos libertad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario