domingo, 6 de diciembre de 2015

Desencuentro

Era una noche negra. Queríamos pasar desapercibidos pero la luna grande y amarilla iluminaba todo. Estábamos los dos sentados en el banco. La suavidad del aire cálido nos rosaba a cada instante. El silencio era tan amplio que aturdía nuestros oídos. Y de a poco nos empezamos a soltar al compás de la brisa. Las palabras eran ásperas, pero salían de su dulce garganta. A pesar de eso, yo quería decirlo y no me animaba. Creo que los dos sabíamos para que estábamos. Pero no era para lo mismo.

Mi timidez me envolvía. Entonces escribí la palabra en el lápiz labial, y le di un beso, quedó grabada en su boca. Como sus labios estaban desnudos, enseguida entendió que lo amaba.


El no supo qué hacer con eso que le llegó, su boca comenzó a enredarse, porque él, no estaba para lo mismo. Había ido justamente para lo contrario.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario