Digna de
venerar
tu aura
dorada te entibia
blancura
fría, nieve divina.
El
crepúsculo tu aliado,
te libera de
la centinela.
Suspendida
al compás del universo
luz rebelde
frente al negro
presente en
todo lo inmenso al mismo tiempo.
Humilde a la
dignidad divina
siempre
desde arriba
pero para
abajo mira.
De tu
ombligo salen grietas,
caminos infinitos,
que vuelven al centro
y del centro
salen, dejando el surco del sudor.
Te envuelve
un polvo brillante, y
tus raíces
invisibles, ancladas en las mareas.
Almacigo de
la energía.
¡Oh, la luna! Me atrevo a decir, Luciana, que si llamó a tu inspiración, "ella" te bautizó como poeta. Hermosas y originales las imágenes con las que la describís y caracterizás: omnipresente, "humilde a la dignidad divina", pero "digna de venerar"; "rebelde" desde su "incandescencia posesiva" y a la vez, aunque etérea e inocente, "almácigo de energía" (cúmulo de fortaleza). Estas figuras antitéticas que lograste son de veras, sorprendentes. ¡Bravo!!
ResponderBorrar¡Oh, la luna! Me atrevo a decir, Luciana, que si llamó a tu inspiración, "ella" te bautizó como poeta. Hermosas y originales las imágenes con las que la describís y caracterizás: omnipresente, "humilde a la dignidad divina", pero "digna de venerar"; "rebelde" desde su "incandescencia posesiva" y a la vez, aunque etérea e inocente, "almácigo de energía" (cúmulo de fortaleza). Estas figuras antitéticas que lograste son de veras, sorprendentes. ¡Bravo!!
ResponderBorrarGracias Chela por tu comentario "alentador".
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